Un día todos salimos como de costumbre de nuestro lugar de trabajo, nos despedimos de nuestros colegas y, como todos los días, prometimos un “hasta mañana”, ¿cierto? Sin embargo, nunca pensamos que las calles que transitábamos día con día, y la oficina en la que regularmente pasábamos gran parte de nuestro tiempo, se convertirían en un espacio tan peligroso para nuestra salud.
Sin duda, el COVID-19 ha abierto el panorama para analizar los espacios de trabajo que solíamos manejar antes de la pandemia. Seguro has pensado más de una vez durante este tiempo si en realidad la oficina que está aguardando el regreso de todos, está adaptada y acondicionada para brindar la seguridad e higiene necesaria.
“¿Mi oficina puede seguir siendo la misma después del COVID-19?”. En definitiva, la respuesta a esta pregunta es “no”; lo que variará en cada organización es el nivel de cambio requerido de acuerdo al número de empleados que se tenga, al tamaño de los espacios de trabajo, la clase de actividades que se realizan, etc. Son muchos los factores de los cuales puede depender si el regreso a la oficina requerirá de muchos o pocos cambios.
Entonces, ¿cómo debe ser el nuevo concepto de oficina?
Desde el diseño general del espacio hasta la selección de mobiliario, hoy es tiempo de reinventarse para crear entornos laborales adecuados para las nuevas condiciones y necesidades que ha generado el COVID-19. Dentro de este rediseño de espacios de trabajo, es fundamental tomar en cuenta los siguientes aspectos:
¿Sabías que tan solo el 25 % del aire que se respira en un espacio de trabajo es exterior y el resto es recirculación? Aumentar el volumen de aire de impulsión evitará que se acumulen concentraciones de aire viciado con cargas de bacterias o virus. Ésto, sin duda, es una llamada de atención para mejorar los sistemas de aire acondicionado en los lugares cerrados para trabajar.
En hoteles y restaurantes ya están recomendando utilizar loza de porcelana, pues su material poroso no permite la absorción de bacterias ni virus, pero, ¿hay un material ideal para una oficina? ¡Claro! El cobre se destaca por su durabilidad, resistencia a la corrosión y, lo mejor de todo, es que es un metal que no “alimenta” bacterias, sino las destruye de forma rápida y efectiva.
No hay que sorprenderse de que en un tiempo, el cobre se convierta en una tendencia de interiores corporativos, gracias a sus propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas.
Asimismo, se debe realizar un reacomodo de escritorios estratégico para evitar que los colaboradores estén demasiado juntos. De igual forma, se recomienda incluir señalizaciones de circulación para que al transitar por pasillos y espacios, las personas no se intercepten abruptamente.
La sana distancia sugerida es de por lo menos 1.5 metros entre una y otra persona; esto aplica en áreas comunes, reuniones y/o capacitaciones. En caso de que los cubículos de cada trabajador estén muy cercanos, lo mejor es adaptar una mampara de acrílico entre cada uno.
Esto no solo debe tomarse en cuenta para proveedores o visitantes, sino para los mismos empleados. En entradas y salidas será prudente utilizar biométricos que incluyan medición de temperatura, así como estaciones de somatización básicas integradas (cubrebocas, gel antibacterial, guantes, caretas, etc.).
Hemos desarrollado un nuevo servicio de consultoría post COVID-19, en el cual te ayudamos a diseñar el plan ideal para que tu oficina “tradicional” se convierta en un lugar apto para responder a las necesidades sanitarias que tú y tus colaboradores merecen.
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