Expertos advierten que el cambio no es solo tecnológico, sino cultural, y que el cliente debe ser co-creador desde el inicio.
La industria de la construcción en México vive una transformación cultural y tecnológica sin precedentes. La adopción de metodologías ágiles y tecnologías colaborativas está logrando reducciones de hasta un 20% en tiempos y costos de ejecución, además de elevar la calidad final de los proyectos, aseguraron líderes del sector.
Reunidos durante el webinar “Smart Construction: Metodologías que definen los proyectos de construcción del futuro”, organizado por la consultora de proyectos GAYA a través de su Academia, los expertos coincidieron en que la clave no está solo en la tecnología, sino en su aplicación bajo un enfoque metodológico sólido, con visión humana y trabajo en equipo desde el primer día.
Un cambio cultural profundo
La innovación del sector no es únicamente tecnológica, sino también cultural: pasar de equipos fragmentados a colaborativos desde el primer día, integrar a clientes como co-creadores y medir el éxito más allá de los tiempos y costos tradicionales.
“Lo que estamos viendo es que la agilidad y la tecnología nos permite anticiparnos a los problemas y tomar decisiones con información clara, siempre con un beneficio en beneficio de las personas”, afirmó Jorge Vázquez del Mercado, Subdirector de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Anáhuac.
En la misma línea, Carlos Pérez-Gavilán, Director de Gensler México, señaló que la tecnología no sustituye a los equipos humanos, sino que los potencia: “Con herramientas digitales utilizadas bajo un proceso estructurado, podemos gestionar, validar y crear soluciones colaborativas en tiempo real”.
Complementando esta visión, Alberto Laris, Socio de GAYA, subrayó: “No se trata solo de software o procesos: se trata de cómo usamos la tecnología bajo un enfoque metodológico claro para mejorar la experiencia de todos los actores del proyecto”.
Planificación temprana y anticipación de riesgos
En coincidencia, los expertos aseguraron que planificar desde el inicio, apoyados en metodologías ágiles y tecnología, permite anticipar problemas y evitar errores que encarecen y retrasan los proyectos. Este enfoque promueve decisiones más informadas y con mayor impacto urbano y social.
La anticipación, aseguraron, se convierte así en un factor decisivo para el éxito: planificar desde la etapa de diseño ayuda a prevenir fallos y garantizar que cada decisión aporte valor al proyecto y a la ciudad. Esto exige validar y ajustar continuamente, en lugar de esperar al final del proceso para resolver problemas.
Si bien las herramientas tecnológicas permiten simular escenarios y prever riesgos, es la visión humana y una gestión metodológica sólida lo que asegura que cada proyecto mantenga su sentido y cumpla su propósito. Pero anticipar no basta: la ejecución requiere colaboración constante y compromiso de todos los involucrados, incluido el cliente, detallaron en su análisis.
Colaboración y cliente como parte del equipo
Al hablar sobre el concepto y el objetivo concreto de las metodologías ágiles, el panel coincidió en asegurar que estas impulsan un cambio profundo en la forma de desarrollar proyectos. El cliente deja de ser un espectador para convertirse en socio activo de las decisiones estratégicas. Esta integración, junto con la colaboración de equipos multidisciplinarios, socios y proveedores, reduce riesgos, evita retrabajos y eleva la calidad final.
La participación desde el inicio permite lograr más que la suma de los esfuerzos individuales y favorece la construcción de soluciones compartidas. Si bien las plataformas colaborativas facilitan mantener a todos sincronizados, el verdadero éxito depende de preservar el factor humano: la empatía y la comunicación como ejes insustituibles de cualquier proyecto, afirmaron los analistas.
Mente abierta, tecnología y factor humano
Por otro lado, se detalló que el uso de BIM (Building Information Modeling), inteligencia artificial y tecnologías colaborativas no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr objetivos estratégicos como reducir errores, acortar plazos y optimizar la experiencia del cliente. Casos presentados durante el encuentro demostraron que esta combinación puede disminuir cambios durante la obra, acortar tiempos de ejecución y reducir costos operativos sin sacrificar calidad.
“La tecnología nos da velocidad y precisión, pero la creatividad y la experiencia de cada profesional siguen siendo la base del proyecto”, señaló Vázquez del Mercado.
“Abrirse al cambio y a nuevas herramientas es la mejor manera de mantenerse competitivo; la agilidad permite gestionar sin perder el rumbo”, afirmó Pérez-Gavilán.
En palabras de Laris: “El factor humano es el hiddenware de cada proyecto: sin él, ni la IA ni la automatización alcanzan resultados de calidad”.
Una necesidad estratégica para el futuro
Como parte de sus conclusiones, los expertos señalaron que adoptar agilidad y tecnología con sentido humano ya no es opcional, sino una condición indispensable para la competitividad y sustentabilidad del sector. Esto implica reconectar con la sociedad y asumir un papel activo en la mejora de la calidad de los espacios y, con ello, de la vida de las personas.
“La clave está en lograr una sinergia equilibrada entre la tecnología aplicada bajo metodologías claras y la visión humana que guíe cada decisión, haciéndola más precisa y consciente. El verdadero éxito radica en integrar las herramientas de manera que potencien el talento y fomenten la colaboración de todos los involucrados en un proyecto”, aseguró, durante el cierre de la charla, Paola Govea, Directora de Estrategia Comercial y Marketing de GAYA.
El encuentro dejó claro que las metodologías ágiles no solo optimizan tiempos y costos, sino que también fortalecen equipos, relaciones y entornos. Integrar tecnología con sentido, medir el éxito en valor entregado y sustentabilidad, y liderar con apertura al cambio son elementos esenciales para que el futuro de la construcción en México sea inteligente, humano y eficiente.