Seguramente has escuchado hablar acerca del coworking y la forma en que este concepto revolucionó por completo la dinámica de los espacios corporativos al fomentar la creación de redes de apoyo colaborativo entre los usuarios de esta clase de espacios.
Pero, ¿ya habías escuchado del coliving? ¿Sabías que nos dirigimos hacia una fusión cada vez más acelerada de ambos conceptos?
La pandemia del coronavirus indudablemente ha desencadenado que nos enfrentemos a un rediseño total de nuestro estilo de vida, en el cual, la división entre el mundo laboral y las actividades de nuestra vida diaria ha comenzado a desaparecer. Pero antes de seguir hablando sobre la unión del coworking y el coliving, recordemos en qué consisten ambos conceptos.
Podríamos definir al coworking como la capacidad de reunir a varios empresarios y compañías pequeñas de diferentes perfiles y especialidades, cuyas economías probablemente no les permitían entrar a la gran infraestructura corporativa mundial, en un sitio con servicios y espacios compartidos, bajo una completa flexibilidad de contratación de los mismos.
Los coworkings nacieron con el nombre de ‘business centers’, y son una evolución de la forma tradicional de trabajar a espacios construidos alrededor de la idea de colaborar y compartir. Promueven la innovación y el trabajo colaborativo entre personas que no necesariamente son del mismo equipo o, incluso, de la misma empresa.
El coworking es un modelo de negocio diferenciado que responde a la necesidad económica de microempresarios y profesionistas independientes que desean costear una oficina con buena ubicación dentro de las grandes ciudades.
Por su parte, el coliving es una especie de extensión o evolución del coworking al tratarse de un esquema similar de subarrendamiento y compartición de gastos, servicios y espacios, pero a nivel vivienda.
El coliving surgió en Silicon Valley bajo la idea de que los residentes (generalmente jóvenes profesionales) compartan espacios de vivienda y recreación, casi siempre cercanos a su lugar de trabajo, en los que puedan seguir intercambiando ideas y experiencias.
Algunos de los ejemplos más reconocidos a nivel mundial de este tipo de construcciones son The Collective y Zoku ーambos europeosー.
Sin lugar a dudas, ambos conceptos (coworking y coliving) son una reacción directa a un cambio en la estructura del mercado en la que las nuevas generaciones tienen una visión más liberal de la forma de vivir y trabajar, basada en la búsqueda de experiencias, en la imperiosa necesidad de resolver temas de movilidad y desplazamiento en las grandes ciudades, y en el buscar una independencia de los cánones establecidos por las generaciones anteriores sobre cómo vivir y cómo trabajar.
Así como hace ya un tiempo comenzamos a ver que los llamados “desarrollos de usos mixtos” (mixed use) ーdonde prevalecía la unión de los ámbitos comercial, residencial y corporativoー crecieron de forma exponencial, en los próximos años podremos ver que las fronteras entre vivir, trabajar e incluso entretener, empezarán a diluirse a mayor velocidad, abriendo paso a la integración del coworking y coliving.
Sin duda comenzaremos a pensar en términos de: ¿qué es lo que más le conviene al individuo para fusionar el vivir y trabajar?
Y es que en realidad los humanos estamos mucho más listos para cohabitar de lo que pensamos, ya que el sentido de convivencia y colaboración está presente en nuestra naturaleza. Desde tiempos remotos el hombre se ha reunido alrededor del fuego, de una mesa, de una actividad común que claramente nos llama a convivir en grupos.
Por tanto, no es de extrañarse que lejos de decir coworking y coliving, en un futuro los llamemos “cohabitat”.
Situaciones como el COVID-19 nos hacen darnos cuenta de que los modelos operativos que veníamos utilizando, probablemente no hayan evolucionado al mismo ritmo en que la sociedad ha crecido y cambiado.
Por ello, ¡tenemos que reinventarnos! Todo modelo de negocio ーdentro de cualquier industriaー se tiene que replantear, centrándose en el hombre y la integridad social, en cómo se desea vivir y trabajar.
La pandemia vino a acelerar varias tendencias que ya venían en camino, tales como el home office, los esquemas de contratación basados en resultados y, por supuesto, el coworking y coliving. Es por ello que es importante tener la capacidad de adaptarse rápidamente a estos cambios, pues de lo contrario, nos podemos enfrentar a grandes obstáculos en el futuro.
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