Si hay algo que la pandemia ha dejado claro es que los cambios surgidos en la interacción laboral y en los esquemas del trabajo individual han generado un impacto radical en la configuración de los espacios de trabajo.
Si bien es cierto que la planeación de los espacios corporativos anteriormente estaba orientada a fomentar la productividad y la identidad organizacional, hoy en día, las empresas necesitan enfocarse en flexibilizar sus modelos de oficina, tomando en cuenta la parte remota, a fin de garantizar una colaboración efectiva.
Para ello, elementos tradicionales, como las clásicas salas de juntas, tendrán que ser repensados y modificados.
Adiós al espacio de trabajo como lo conocíamos…
Sin duda alguna, nos encontramos ante un cambio de paradigma de colaboración, en el cual las salas de juntas dejarán de tener un rol protagónico para el desarrollo de reuniones.
En lugar del típico espacio que alojaba a varias personas y contaba con distintos instrumentos como pantallas, proyectores y pizarrones, hoy disponemos de un componente llamado “hub virtual” que se apoya de diversas herramientas tecnológicas para que los participantes puedan colaborar y las juntas cumplan su cometido.
En este nuevo esquema, el espacio físico deberá convertirse en una herramienta de apoyo para que estos “hubs” puedan aprovecharse de mejor manera y, de ese modo, se obtengan reuniones mucho más enriquecidas en términos de comunicación.
Y aquí es donde entra el tema de la flexibilización.
¿Qué implica la flexibilidad en el espacio de trabajo?
Bajo el contexto que acabamos de describir, claramente podemos ver que la flexibilidad en el espacio de trabajo está ligada, en primer lugar, a la infraestructura tecnológica.
La razón es que el espacio corporativo debe estar preparado para integrar en tiempo real al elemento remoto con el elemento físico, con el fin de que la productividad de la colaboración no se vea afectada. De ahí la importancia de contar con equipamiento y tecnologías de vanguardia.
En segundo lugar, la flexibilidad también tiene que ver con cómo se diversifica el espacio de trabajo. Muy probablemente, antes de la pandemia, a tus colaboradores les tocó experimentar que, cuando una sala de juntas estaba ocupada, debían esperar a que se liberara para poder llevar a cabo su reunión, provocando que ésta incluso terminara cancelándose en muchas ocasiones.
Hoy existe la posibilidad de flexibilizar el diseño de las oficinas al crear espacios que permitan atender las necesidades colaborativas de distintos equipos de trabajo al mismo tiempo.
Es un hecho. Todos podemos trabajar desde prácticamente cualquier lugar, pero si algún elemento tecnológico falla, nuestra interacción con otros deja de tener éxito. Por ello, el regreso a las oficinas es necesario.
No solo por un tema de unificación de la cultura corporativa, sino porque el espacio corporativo será la base donde las personas cuenten con lo necesario para desarrollar una colaboración efectiva.
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