Antes de la llegada de la pandemia, las empresas buscaban impulsar la productividad de su capital humano a través de la creación de espacios de trabajo colaborativos que además promovieran la salud y el bienestar de sus colaboradores.
Sin embargo, tras el COVID-19, las organizaciones se han enfrentado a un cambio radical en las dinámicas de trabajo y colaboración, que evidentemente, han impactado el diseño de los espacios corporativos. Como resultado, hoy podemos ver el surgimiento de nuevas tendencias de distribución de espacios que bien pueden favorecer el desempeño de las compañías.
Una de las tendencias principales en cuestión de distribución de espacios de trabajo consiste en la centralización y digitalización de la colaboración.
Como sabemos, de acuerdo con el World Economic Forum, hemos avanzado 10 años en materia de comunicaciones y herramientas tecnológicas en lo que va de la pandemia. En paralelo, tras la necesidad de tener que trabajar a la distancia, muchas empresas se dieron cuenta de que sus colaboradores no necesariamente debían estar en una oficina, para manejar altos niveles de productividad.
Ante ello, las compañías deben analizar cómo responder tanto a dicho avance tecnológico, como a las nuevas modalidades de trabajo mediante la planeación e implementación de esquemas operativos flexibles, en los cuales el espacio de oficina se conciba como un punto estratégico de colaboración y toma de decisiones.
Al final del día, como seres humanos, no dejamos de tener la necesidad de colaborar físicamente por naturaleza. Así pues, los espacios corporativos continuarán siendo indispensables para que los distintos equipos de trabajo se reúnan a desarrollar estrategias, discutir determinados temas y, por supuesto, tomar decisiones clave.
Sin embargo, un aspecto muy importante a considerar aquí es que la tecnología también continuará jugando un rol fundamental a futuro, ya que ésta será el nexo entre el espacio de oficina central y las locaciones donde los colaboradores trabajen vía remota.
Ahora bien, otra tendencia destacable en relación a la distribución de espacios de trabajo tiene que ver con la disminución de la densidad de población dentro de las oficinas.
Como es evidente, debido a la contingencia sanitaria que estamos viviendo actualmente, es primordial que las empresas manejen una densidad mucho menor dentro de sus espacios corporativos, así como un mayor metraje cuadrado por persona, a fin de preservar la salud del personal que asista.
Partiendo de esta concepción de esquema flexible donde el espacio de trabajo corporativo será un punto estratégico para la toma de decisiones, podemos decir que los niveles de productividad pueden verse favorecidos por dos razones.
Por un lado, la toma de decisiones que se lleve a cabo físicamente tiende a volverse más efectiva, debido a que los esfuerzos de la colaboración presencial estarían totalmente enfocados a una sola meta y a una sola visión.
Por otra parte, el hecho de que los colaboradores puedan elegir dónde y, hasta cierto punto, en qué horario desarrollar su trabajo individual, definitivamente también contribuye a que ejerzan una mejor administración de su tiempo, que por ende, se traduce en una mayor productividad.
Así, las nuevas tendencias en distribución de espacios de trabajo y modelos operativos pueden volverse una herramienta poderosa para elevar el rendimiento de las empresas.
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